Ermita de Alcaudete

La Ermita de Alcaudete

La Romería de Santa María del Alcor se celebraba desde el año 1940 en el eucaliptal del cortijo de Alcaudete, a excepción de unos años en que se celebró en Ronquera. Esta situación se vió en peligro debido a la precaria situación a que había llegado el eucaliptal de Alcaudete.

Cuando todo presagiaba que se tendrían que abandonar dichas instalaciones, Don Felipe Blázquez, propietario del cortijo de Alcaudete ofreció a la Hermandad y pueblo del El Viso uno de los Molinos de la Atarjea para que, de una vez por todas, tuvieran los visueños, y en especial la Santísima Virgen, un sitio definitivo para celebrar la tradicional Romería.

En un principio se decidió instalar la ermita en el molino llamado "el verdi", pero después, Don Felipe Blázquez, propuso el molino llamado de "pajuan", más próximo a la carretera, donde se encontraba la casita del guarda, que resultó ser una ermita abandonada, atribuyéndose la construcciión de esta ermita a Doña Beatriz de Suabia.



Se acogió la idea de forma unánime y la Hermandad inició los trámites para comenzar la reconstrucción de dicha ermita que se encontraba totalmente en ruinas, pues sólo se podía contar con parte de la portada y paredes laterales, careciendo de techumbre.

Como todas las cosas importantes que ocurren en un pueblo, la noticia se divulgó rápidamente y el sentir popular no se dejó esperar. Unos empezaron a aportar su trabajo, otros los materiales y hubo también quien se encargaría de surtir a los trabajadores voluntarios de viandas y bebidas. Las obras se desarrollaron durante el año de 1987, culminando el día 28 de agosto, con la colocación de la campana en la espadaña que preside la puerta de entrada.

Se trató de reconstruir la ermita en su más puro estilo. En el interior se colocó un bello retablo en azulejo de nuestra Excelsa Madre, obra del ceramista González y donado por una señora de Sevilla.

El día 29 de agosto de 1987 fue el día escogido para inaugurar la ermita. Todo el pueblo de El Viso estaba a la expectativa ese día, pues todo el mundo miraba al cielo para ver si las inclemencias del tiempo iban a permitir o no el traslado de la Virgen, en Rosario y con capote de romera, a la ermita para su bendición. Pero no pudo ser, y la Madre, no pudo salir de su templo. Sin embargo, dos años después el sueño sí se cumplió, y la Virgen pudo visitar Alcaudete por primera vez, rodeada de un pueblo volcado que la custodió en su caminar hacia los Molinos.










Azulejo del interior de la Ermita

Portada de la Ermita

Azulejo en el interior de la Ermita conmemorativa de la bendición de la misma

Interior de la Ermita el día de Romería (J. Pedro Martín)

"Santa María del Alcor, devoción de un pueblo", Víctor Sánchez Carmona
Fuentes propias